Revista de Arte y cultura

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"Los recolectores de patatas"
Vincent Van Gogh
Que un cuadro de Andy Warhol cueste 30 millones de euros nos parece ya lo normal, máxime cuando sus 'Ocho Elvis' alcanzaron los 76 millones en el fatídico mes de octubre de 2008, fecha de la explosión de la crisis financiera. De Kooning, Pollock -ambos con récords de más de 100 millones por obra- y otros grandes artistas posteriores a la Segunda Guerra Mundial siguen cotizando mucho más alto que los maestros antiguos, como Rembrandt o Goya por poner dos ejemplos incuestionables.



Damien Hirst
¿Cómo explicarlo? Según los expertos reunidos en Maastricht con motivo de su feria internacional, la respuesta está en el crecimiento irracional de los precios del arte contemporáneo. O, en otras palabras, en una burbuja especulativa.
«Probablemente todos los museos quieran una obra de Damien Hirst. Ahora, ¿se puede decir que todas sus obras son muy valiosas? Por supuesto que no. Los cuadros de Warhol se venden muy bien siempre, pero aquí también habría que matizar mucho sus precios dependiendo de la pieza que se trate. Por eso yo recomiendo siempre a los coleccionistas diversificar sus compras para diversificar sus riesgos», afirmó Philip Hoffman, ejecutivo jefe de la fima de inversión en bienes artísticos The Fine Art Fund Group.


Hoffman participó ayer en el simposio 'Coleccionismo: ¿Por amor o por dinero?', celebrado en Maastricht, en el marco de la feria The European Fine Art Fair (Tefaf) que se desarrolla en la ciudad holandesa hasta el 25 de marzo. Fue el conservador jefe de pintura del museo de Los Angeles County (EE UU), J. Patrice Marandel, quien primero dio la voz de alarma. «Con la crisis hemos cambiado de estrategia. Hemos aprendido a amar otras cosas, curiosamente antiguas: los pintores flamencos, los barrocos franceses. El mercado del impresionismo está en declive porque ahora muy pocos pueden pagar sus precios, y en el arte contemporáneo se está creando una burbuja, así que también hemos dejado de comprarlo. Yo les podría decir unos cuantos nombres de pintores que fueron muy famosos en el siglo XVIII y que ahora sólo conocemos cuatro especialistas. Temo que pase algo parecido con buena parte de la creación más reciente».

El analista de mercados Fabian Bocart recordó la definición de burbuja especulativa, que se produce cuando mucha gente actúa de manera irracional porque otros lo hacen y les va bien. «Hasta que explota», concluyó el experto, que antes ya había calificado la inversión en contemporáneo como de las más arriesgada dentro del arte. Por tanto, la que más beneficios puede dar y también la que mayores ruinas puede acarrear.

Por valor total de ventas en 2011, las obras contemporáneas representaron el 9,8% del mercado, equivalente a 955 millones de euros. Los artistas modernos, nacidos entre 1875 y 1945, coparon el 58,6%, o 5.700 millones. Son los segmentos que más se han recuperado de la debacle de 2009. «Han vuelto los niveles de exceso del 'boom' de 2007-2008», señala un estudio sobre la evolución del comercio del arte en los últimos 25 años presentado ayer en Maastricht por Clare McAndrew.
En términos globales, la compraventa de obras superó los 46.000 millones, un crecimiento astronómico respecto al año negro de 2009, con 28.000 millones, y casi como en 2007, récord con 48.000 millones. La potencia adquisitiva de los países emergentes, especialmente de China, ha contribuido en gran parte a las últimas subidas. McAndrew ratificó que las víctimas de la actual crisis están en la franja intermedia, las galerías que venden obra entre 20.000 y 100.000 euros. Entre las razones de este hundimiento, se cita en los corrillos de la Tefaf la bajada en los sueldos de los altos ejecutivos, que en muchos casos no recibieron sus bonus el año pasado y los anteriores. Los negocios de más dinero, en cambio, se mantienen bien o incluso crecen. Y los jóvenes coleccionistas, según la experta, miran hacia los clásicos.
En la feria de Maastricht, una galería española, Coll&Cortés, expone para su venta el 'San Roque' de Murillo, que perteneció al duque de Alba, y una 'inmaculada' de Alonso Cano, también del siglo XVII. Ninguno de los dos propietarios pasa de los 40 años. «Algún día hay que empezar a crear públicos nuevos para el arte antiguo», expresa Nicolás Cortés.

Os dejamos este interesante documental en el que podeis ver las claves de este fenómeno de la burbuja del arte contemporaneo desentrañadas. Realizado justo antes del crack del 2009, del que el mercado parece haberse recuperado, pero que como algunos vaticinan podría volver a darse en cualquier momento y de forma  definitiva.


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